15.2.17

VALENCIA: ciudad de los festivales y otros espejismos.

Hace ya tiempo que existe el debate sobre la masificación de eventos y festivales urbanos en la ciudad de Valencia. Al ver cómo su número crecía exponencialmente los medios comenzaron a hablar de una efervescencia cultural. Seguramente una de las razones que ha favorecido esta sobrepoblación es la existencia de un ecosistema de grados y másteres que les proveen cada año de estudiantes en prácticas (no remuneradas): Bellas Artes, Diseño Gráfico, Escuelas de marketing, Periodismo, Gestión cultural... junto al hecho en sí de la precariedad del propio sector cultural. Estos factores junto a la creciente demanda del público y la cantidad de solares y espacios infrautilizados ha hecho de Valencia el núcleo idóneo para llevar a cabo festivales urbanos.


En la actualidad podemos contar más de diez festivales y cada año siguen apareciendo más, hay tantos y con una programación tan inabarcable que en 2015 se organizaron bajo la Plataforma de Iniciativas Culturales de Valencia "PICUV", para intentar evitar que se contraprogramaran unos a otros. 
Ahora todo barrio que se precie tiene su evento o festival con programación anual, y es que, aunque sea económicamente inviable hay muchas fórmulas para conseguir llevarlo a cabo: puede ser a través de un sponsor privado o con ayudas y subvenciones públicas. También con las colaboraciones de las propias escuelas o en ocasiones mediante fórmulas de micromecenazgo. Toda ayuda es bien recibida.

Esta abundancia de festivales a priori no debería ser un problema, ya que se tratan de iniciativas que  tienen como base la regeneración social y comunitaria, pero nuestra percepción cambia cuando los analizamos de cerca y comprobamos que no todos cumplen con lo que predican. 
En ocasiones sus intenciones derivan hacia proyectos personalistas y jerárquicos en los que predominan las malas prácticas, también es frecuente ver como realizan un acercamiento peligroso a los intereses (nada sociales) de las marcas que les financian aunque esto suponga un detrimento del criterio artístico. Otro gran pesar es el uso y abuso de voluntarios y estudiantes para realizar todo tipo de faenas (aunque no correspondan al área de sus estudios) sometiendo a los trabajadores de la cultura ante la competencia desleal de cientos de alumnos en prácticas.

El último exceso en este panorama ha venido con la puesta en marcha de un festival que ha aparecido recientemente en la ciudad: "Zedre", que tendrá lugar en Ciutat Jardí (la zona universitaria por excelencia). Nos enteramos de su existencia el día 14 de febrero, de casualidad y mientras leíamos su dosier de patrocinio (público en su web) nos sorprendimos al encontrar que uno de los párrafos del contenido sobre el festival lo habíamos escrito nosotros en 2015 en el marco del proyecto Murs Que Parlen (Tarragona).



Después de contactar con la organización (que tampoco dispone de dirección electrónica visible) nos pusimos a revisar a fondo el dosier con la ayuda de una herramienta para detectar plagios, el resultado ha sido que varias páginas de su propuesta han sido copiadas textualmente de otros proyectos a modo de collage. Lo más grave del asunto no es el hecho de que reciclaran ideas o se basaran en el trabajo de otros colectivos, sino que se apropiaran de sus palabras sin tan sólo citarles.

Concretamente el contenido copiado proviene de: un artículo en el diario.es sobre Muros Tabacalera, de la presentación de nuestro proyecto Murs Que Parlen y de un Trabajo Fin de Máster en marketing de la universidad de Valladolid.

Aquí podéis ver algunas capturas de pantalla del dosier comparadas con su fuente original:









Por si fuera poco, el dosier utiliza imágenes de artistas internacionales como Banksy, Pastel, Pantone, Pichi&Avo, Satone, Dulk... en un intento por "simular" cómo podrían verse los distintos espacios después del festival. Podemos ver un ejemplo en la imagen con la que iniciamos el post, del mural de Satone descontextualizado sobre la Torre Miramar (que por si el lector lo desconoce se trata de la rotonda más cara de España, que sigue abandonada y sin acceso).
Imaginamos que éstas fotografías han sido tomadas sin ningún permiso al igual que los textos.

No deja de ser sorprendente que en ningún momento se mencionen de forma clara las condiciones de trabajo en la convocatoria para artistas, cito textualmente: "Cada artista o colectivo obtendrá una caja con materiales para la producción de su obra, aunque puede también usar sus propios materiales. Es intención de la organización de Zedre, remunerar a los artistas seleccionados, en función de la cantidad aportada por parte de los patrocinadores del festival." Por otro lado se cita que: "La organización entregará el premio del público." (Imaginamos que se tratará de un concurso de likes en facebook en que no hay ninguna clase de jurado especializado).

En Polígon Cultural creemos en las iniciativas de arte urbano y los proyectos que reflexionan sobre el espacio público, siempre que sean sinceros y realistas, presentando propuestas originales o adaptadas a su entorno geográfico. Pensamos también que todo proyecto cultural debe respetar y aplicar el decálogo de buenas prácticas profesionales en las artes visuales así como estudiar y respetar su entorno urbano y social (a fin de evitar la espectacularización, turistificación, gentrificación o masificación). Por ello denunciamos públicamente estos sucesos para alertar y dar voz a los artistas y gestores valencianos que realizan su trabajo con la mayor profesionalidad.


Associació Polígon Cultural
15 de febrero de 2017.